53 Senryus inspirados en fotos de Chema Madoz
La evolución,
fruto de repetición.
Y algún error.
Emponzoñado
con metales pesados,
mar enlatado.
Grasiento manjar,
causante de bulimia
y de destrucción.
Biocombustible.
Comida - energía.
Dilema vital.
Muerte de cine.
Sobre la fría acera,
el desenlace.
Tu ingenuidad,
depredador furtivo,
seducción mortal.
Un peldaño más,
a través del espejo,
un mundo fugaz.
Ansias de vida,
rescoldos apagados,
muerta ilusión.
Hoja a hoja,
testigo del escritor
la triste barra.
Llave gótica,
pescadilla de metal,
El arte sin más.
Pluma de ángel,
cirio en tu camino
hacia el Edén.
Calentamiento,
global e irreversible.
Solución ya.
Desahuciados.
La calle, su hogar.
Mañana, ¿qué?
Naturaleza,
vida agonizante.
Escúchala.
La nutrición
de todo escritor:
Literatura.
Los personajes
plenos, con claroscuros,
más verosímiles.
Observación,
de la sabiduría,
llave maestra.
Civilización,
después el esplendor,
decadencia.
Alas del arte.
La nave de tu mente
a la libertad.
La excelencia,
logro del tiempo de
maduración.
Ocio forzado,
esclavitud moderna,
estres en lata.
Condecorado
pocero de honor
por su tesón.
Si el humo dentro,
en proporción directa,
la vida fuera.
Más inventiva
y menos seguridad
cuestión letal.
Sin el tapón,
del bajante, medio
cielo cayó.
Santo grial.
Tu elixir de juventud
por la rejilla.
Un buen intento,
pero no desfallezcas
y pide ayuda.
Sobre la tela,
esperando a la araña
en su despensa.
Con nuestras fuerzas,
el eslabón más débil
resistirá.
El escritor,
mucho borrará, solo
La esencia queda.
Feliz y calvo,
pero le creció pelo
a su sombrero.
Cuando murió,
reciclé el bastón
en su honor.
Dos enclaustrados,
él y sus zapatillas
nunca salían.
Hola muñeca,
dibujas o navegas,
o solo creas.
Si te sumerges
en la literatura,
vas a flotar.
Sin timidez,
Despliégale sus tapas,
huele sus hojas.
Soportar su
monologo exterior,
su castigo.
Dura batalla
librarán por el agua
en la ciudad.
Leía libros,
pero sin disfrutarlos
los espetaba.
Efímero tiempo,
intentas compartirlo,
pero se va.
Siempre venía,
Le empapaba esta tierra
Y luego se iba.
Una asesina
fría, calculadora:
sutil pereza.
En el espejo,
sobre su tocador,
rota se vio.
La plata llama
a la fortuna, pero
debe ser sorda.
Ella se esconde
en su oscuro pasado.
Gasta su vida.
Sin soltar lastre,
con tus frágiles alas
nunca volaras.
No viaja sola,
lleva un mundo interior
en su equipaje.
Un instrumento,
espirar o expirar,
vida o muerte.
Martina Villar.
Atrévete a leerla.
Cuidado, muerde.
Perdió el norte.
Giro tras giro,
igual que una veleta.
El acuífero,
un surtidor de vida.
No lo marchites.
Su formación
se asientan en solidos
conocimientos
Estaba tan
atado en corto que
no daba un paso.