Confirmándonos en la Fe
A los muchachos de la calle nos pareció una buena idea acudir a la convocatoria del párroco para confirmarnos. Bueno no fue precisamente por el poder de convocatoria del cura, más bien era porque la iglesia estaría llena de chicas de los barrios vecinos.
Tenía una forma muy especial de impartir catequesis. Sus disertaciones eran algo monótonas y cargadas de alusiones al infierno. Pero, llegado ese momento, yo estaba más pendiente de las chicas que del cura, sobre todo de una con la que después llegué a dar un par de vueltas a la plaza e ir al cine, pero el asunto no llegó a más.
El cura que estaba tratando el tema del diablo y debió darse cuenta que no lo atendía, se dirigió a mí y me preguntó si creía en el infierno, a lo que me apresuré a responderle lo primero que se me ocurrió y le dije que no. El clérigo montó en cólera y después de preguntarme por qué perdía el tiempo yendo a catequesis, me expulsó de la iglesia. A la semana siguiente me volví a presentar en silencio y cabizbajo, no era cuestión de perderme el encuentro con las chicas.
Hace un par de años lo vi en Vegueta, estaba sentado en la plaza de Santo Domingo cuando pasaba en el coche. Luego supe que estaba viviendo en la residencia de curas retirados. Don Santiago Godoy Herrera falleció en mayo del año pasado, estas líneas pretenden ser “un homenaje”.
En la foto no parece estar muy convencido de que yo me mereciera la confirmación, sinceramente, yo tampoco.