Cuatro indocumentados
El grupo formado por: Manolo, Tobita, Paco y Yo, decidimos sacar el carnet de identidad el mismo día.
Normalmente un equipo de la guardia civil se desplazaba periódicamente desde las Palmas para expedir los documentos de identidad; pero nosotros no estábamos dispuestos a esperar. Así que, Manolo nos propuso que su padre nos podía llevar un día que librase de su trabajo.
En aquel entonces había varias comisarías que lo expedían. El padre de Manolo nos aconsejó ir a la de escaleritas porque era menos concurrida.
Para nosotros, muchachos de entre catorce y quince años, tener el DNI era algo parecido a alcanzar la mayoría de edad.
Esa mañana nos levantamos muy temprano y estuvimos a la puerta de la comisaría antes de que abriesen al público. Nos pusimos los cuatro en fila y nos tocaron números correlativos de DNI.
Años más tarde, cuando Manolo se fue a casar, nos llevó a Tere y a mí de testigos. El encargado del registro parroquial me preguntó el número del DNI, entonces dije:
—Manolo, dile el tuyo, es igual.
El señor se quedó extrañado y pensó que nos estábamos burlando de él.
Cuando nos tocó el turno a nosotros les pedimos el mismo favor a ellos. Y es que, como dice Manolo:
«Que menos tratándose de amigos de nacimiento como nosotros».
Mantener aún hoy esa amistad, 50 años más tarde, no es ninguna broma.