La seguiré buscando
Iba al aeropuerto en uno de esos viajes relámpagos de ida y vuelta en el mismo día.
Dejé el coche en el aparcamiento de la empresa e iríamos los tres compañeros en un solo vehículo. Al incorporarnos a la Avenida Marítima nos cruzamos con una mujer que paseaba sola. Yo iba en el asiento trasero, giré la cabeza y contemplé su impresionante figura. Sus tacones de aguja y su traje de noche la hacían destacar en la semipenumbra. Desde que se cruzaron nuestras miradas, supe que no era ella; no sentí aquella sensación. Ningún escalofrío recorrió mi cuerpo.
Desde que me dejó, busco esos ojos cargados de energía que despabila. Más de una vez he creído haberlos descubierto en un gesto, en una pose, en una mirada furtiva; pero cuando me acercaba esperando reencontrarnos, todo el encanto de ese instante mágico desaparecía.
Ella tampoco lo tenía - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez