Fajado con el alambrado
Antiguamente la puesta en marcha y el mantenimiento lo realizábamos con personal propio; pero la empresa decidió subcontratar estas actividades, recurriendo a técnicos venidos de la península que con el tiempo terminaban yéndose.
Con la llegada de José Efrén Valdés a una de las contratas, se le dio continuidad al servicio. Mi jefe y yo lo entrevistamos antes de empezar, recuerdo que dijimos:
—Este es de los nuestros.
Le dimos el visto bueno y empezó a trabajar con nosotros; al principio nos costó un poco entendernos, debido a los giros idiomáticos que diferencia los acentos canario y cubano. En cierta ocasión, ante la actuación dudosa de uno de los equipos, Pepe tuvo que ir a ensayarlo, ante la probabilidad de que este volviese a comportarse incorrectamente. Cuando lo llamé para saber el resultado de las pruebas, le pregunté:
—¿El equipo está bien?
—¿Cómo qué no? —respondió con esta frase que me pareció ambigua.
—¡Pepe, funciona, sí o no!
—¡Si, si, Rito! —respondió rotundamente.
Otra vez lo llamé para preguntarle cómo iba el trabajo de sustitución de otro aparato y me respondió:
—Ven acá mi hermano. Aquí estoy fajado con el alambrado.
De lo que deduje que estaba teniendo problemas porque los esquemas eléctricos no coincidían con lo que estaba cableado.
Al final no sé si fue Pepe el que aprendió a hablar como nosotros, o fui yo el que empecé a entender el cubano.
Foto: Pepe trabajando como técnico en Cuba hace más de 40 años.
Fajado con el alambrado - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez