Ideas que valen millones
Se estaban recibiendo quejas de caídas de tensión en la fábrica de Cementos situada en el extremo sur de la isla. En aquel entonces, solo había una línea de transporte que alimentaba la subestación, y aún no existía la central eléctrica de Juan Grande. Aunque la situación había mejorado duplicando la tensión en la red de distribución, no era así en la fábrica que estaba conectada directamente a la red de transporte. Como quiera que este cliente estuviera catalogado como especial y tratándose de una industria estratégica para el sector de la construcción en Canarias a finales de los 80, la dirección requería una solución urgente. Se presentaron varias alternativas que aunque definitivas, eran en ese momento técnicamente inviables.
Entonces José Torres, acompañado de Manolo Falcón, se desplazó a la subestación para estudiar el problema sobre el terreno. Al llegar a la instalación lo primero que vieron fueron dos transformadores de potencia que se habían desmontado con el paso a 20 kilovoltios, y que estaban pendientes de retirada. Entonces se le encendió la bombilla: ¿Por qué no usar esos dos transformadores montados en serie como regulador? Con el primero pasabas de los 60 kilovoltios —que eran los que llegaban en hora punta a Arguineguín—, a 10 kilovoltios, y luego con el segundo, de 10 volvías a elevarla, regulándola a 66 kV. Con este montaje, aunque se aumentaba las pérdidas de la línea, se salvaba la situación provisionalmente en cuestión de 30 días, hasta que se le diese una solución definitiva, como se hizo posteriormente.
Foto: Uno de los transformadores utilizados para elevar la tensión de la fábrica de Cementos.
Ideas que valen millones - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez