La curiosidad por aprender
No fue hasta tercero de EGB que se despertó mi curiosidad por aprender. Fue don Francisco Vega quien nos empezó a tratar como alumnos, y no como carne de guardería. Con él empecé a recuperar la autoestima. Todavía lo recuerdo con cariño. Vivía con sus dos hermanas y un hermano en frente de la plaza del Cristo, cruzando la carretera general. Cuando se puso enfermo sus alumnos fuimos varias tardes a visitarlo. Tenía una voz suave que nunca alzaba. Era lo que se entiende como un hombre de letras, aficionado a la Historia y a la Literatura.
Pero fue en quinto cuando realmente se abrió mi curiosidad del todo, de la mano de don José Castillo. Él sabía cómo explicar todos los fenómenos físicos y aplicar las matemáticas en la vida cotidiana.
Ya en la segunda etapa me incliné claramente por las ciencias. Los maestros que más me influyeron entonces fueron:
Don Manuel Cruz en Ciencias y Matemáticas. Don Francisco Bolaños en Artes, sobre todo dibujo técnico. Y doña María Bolaños en inglés. Ella fue también profesora de mis cuatro hermanas y le tengo un cariño muy especial.
Tengo que reconocer que mi problema con la lectura continuó en esta época. Sobre todo cuando debía leer en público. Éste no afectaba a mis notas, ya que trataba de suplirlo desarrollando otras capacidades: Memoria, razonamiento y comprensión lectora. Me costaba tanto leer que para mí era imprescindible entender lo que leía a la primera.
Recuerdo que en cierta ocasión nos hicieron un test de lectura. Primero de velocidad lectora. En ésta tardé tres veces más que el resto de compañeros. Luego sobre el mismo texto teníamos que explicarlo respondiendo a varias preguntas sobre el mismo. Esta vez destaqué claramente sobre los demás.
Era tanto lo que me afectaba leer en público que una vez en clase de sociales doña Consuelo me pidió que leyese la introducción a un tema de historia de España, el texto decía: Fernando VI hizo una política de neutralidad. Y yo, con los nervios, leí:
—Fernando Esteso hizo una película de neutralidad.
Mis compañeros se lo tomaron como una gracieta, pero yo no supe lo que realmente había dicho hasta que me lo explicaron.
Poco a poco he ido leyendo a los clásicos y hoy en día tengo una biblioteca bastante extensa.
Aunque por motivos de trabajo, he tenido que hacer varias presentaciones en público, y he impartido numerosos cursos. Reconozco que realmente no había superado del todo el miedo escénico, hasta que con motivo de la primera comunión de mi hija Sara, me ofrecí a participar en la iglesia proclamando las lecturas bíblicas varios domingos.
Fotos:
1ª En esta foto dos de los profesores que más me fomentaron la curiosidad por las ciencias y la tecnología: Don Manuel Cruz de cuclillas, con sus inconfundibles gafas oscuras, y Don José Castillo, de pie a su derecha.
2ª Doña María Bolaños con mi hermana Inmaculada, en el último encuentro de alumnas que tuvo lugar en Gáldar.
3ª Homenaje que los alumnos le hicimos a don Francisco Bolaños con motivo de su jubilación.
La curiosidad por aprender - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez