La fauna de mi barrio
Cualquier niño de mi barrio estaba familiarizado con todo tipo de animales: Vacas, cabras, burros, caballos, gallinas, kikeres, palomas, tórtolas, patos, conejos, perros, gatos, curieles, lagartijas, lagartos, perenquenes, carpas, ranas, sapos, ratones, mirlos, pájaros palmeros, alpispas, pájaros pupú o abubillas, aguilillas, saltamontes, hormigas, abejas, pajaritas nocturnas, mosquitos, libélulas, gorgojos...
Cuando el albercón de don Jesús estaba lleno a rebosar tras las lluvias, era muy fácil pescar ranas, sapos y renacuajos. Para ello íbamos de noche, y como el albercón no estaba vallado, nos alongábamos sobre el muro. Entonces encendíamos una linterna potente, y con una quesera vieja que usábamos como red, los atrapábamos al ser atraídos por la luz.
Para cazar a las palomas usábamos una zaranda boca abajo levantada por uno de los extremos con un palo. Poníamos millo en su interior y un hilo alrededor. Las palomas venían a comer, tensaban la cuerda y quedaban atrapadas bajo ésta.
También llegábamos a recuperar nidos de mirlos con crías, que estos hacían en la parte alta de los racimos de plátanos. De otra manera, al cortar la fruta morirían irremediablemente. Era una labor que requería mucha paciencia, porque debían comer con frecuencia, a la vez que debíamos mantenerle limpio el nido para que no fuese atacado por parásitos.
Otros animales que llegué a tener en casa fueron lagartijas lisas. Para ellas preparé un lagartario con una garrafa de cristal redondo y verde, de los que venían con las aceitunas que se vendían a granel.
Asimismo, también cazábamos cigarrones o saltamontes en la acequia que, atravesando el solar de nuestros juegos, regaban las plataneras de Pancho María. Esta acequia era particular, estaba hecha de cantería sin encalar y cubierta de grama, donde los cigarrones estaban como peces en el agua.
En este solar había tres gañanías: La de Juanito el molinero, donde había cabras, gallinas e incluso llegó a tener algún becerro; la de Josenito Quesada y la de Ramoncito García con cabras. Recuerdo que una vez le dio a Ramoncito la venada de quitar las cabras. Entonces nos apresuramos a limpiar y acondicionar la gañanía como lugar de reunión; pero tan pronto habíamos terminado nuestro trabajo y estábamos recreándonos en él, apareció Ramoncito con una machorra, dejándonos con tres palmos de narices.
Foto: Victor Quesada con sus hermanas y su perra Linda, junto a la entrada de las plataneras de Pancho María.