La gallina y el arco iris
Dios mandó a Noé a construir un arca y meter en él a siete parejas de cada especie considerada pura.
Después de cuarenta días lloviendo, el globo terráqueo parecía una gran pompa de agua gelatinosa flotando en el oscuro espacio. Como Dios sabía que durante ese tiempo era muy difícil mantener tanto animal junto suprimió el instinto sexual.
Pero al cabo de un año Noé oyó cacarear a las siete gallinas a la vez. Cuando se acercó contempló asombrado que cada una puso un huevo de un color diferente.
Entendió enseguida que se trataba de una señal de Dios y envió a un cuervo a realizar un reconocimiento del terreno; pero al cuervo, haciendo honor a su fama, se le olvidó el camino de regreso. Luego, pese a las protestas de la gallina, envió a la paloma que trajo el ramito de oliva en el pico y se llevó la fama.
Pero Dios si se lo reconoció estableciendo el primer pacto con los hombres simbolizado con el arco iris en recuerdo de ese día.
La gallina ha seguido reivindicando hasta nuestros días, con su cacareo cada vez que pone un huevo, que ella fue la elegida por Dios para anunciar el pacto.
La gallina y el arco iris - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez