Lapsus mentis
Llegué desde clase con un fuerte dolor de cabeza y con ganas de vomitar. Mi madre me preguntó dónde me dolía. Yo señalé sobre la ceja derecha y de inmediato me diagnosticó que era daño de estómago. Fui a la cocina a buscar un alka seltzer, llené un vaso de agua y en lugar de echar la pastilla efervescente dentro, me la eché a la boca e intenté beber detrás. Justo en ese momento me percaté del error, pero ya era demasiado tarde.
Tenía la pastilla en la garganta, obstruyendo las cuerdas vocales, y no se movía en ningún sentido. Trataba de hablar, pero no podía, ya empezaba a faltarme el aire. Algún sonido tuve que emitir porque mi madre preguntó desde el patio que me pasaba. Al seguir oyendo aquel sonido gutural fue corriendo a la cocina y me encontró a cuatro patas y haciéndole señas para que me golpease en la espalda. Ella en la desesperación me dio unos fuertes golpes y expulsé el pastillón entero.
De inmediato se me quitó el mal de estómago, pues junto con la pastilla, vomité el almuerzo que me había llevado a clase.