Mi asignatura pendiente
A pesar de vivir cerca del mar no soy muy aficionado a la playa, de pequeño solo recuerdo haber ido un par de veces. La primera a la piscina del Agujero en el peugeot del abuelo de Luis. Me pasé todo el tiempo en una esquina donde hacía pie, agarrado a las paredes; solo salí para tomar el bocadillo y para secarme antes de irnos. La segunda vez fui con la pandilla a Bocabarranco, me desestabilice al meter la pierna en un agujero y me hundí hasta el fondo como una estatua de piedra. Tragué agua hasta que un compañero del grupo buceó y me ayudó a salir, tumbándome en la orilla.
Con el paso del tiempo me apunté a un cursillo de natación en las piscinas municipales de Guía. Maroto, el instructor, decía que para aprender a nadar debías superar tres fases dentro del agua: Temer, conocer y dominar. Yo me quedé en conocer pero no del todo.
O sea, que huyo más de las turbulentas aguas marinas, de lo que lo haría el gato esfinge del agua fría.
Foto: Mi hermano Tono delante del restaurante La Fragata de Sardina del Norte, mis dos hermanos son muy buenos nadadores; piscinas naturales del Agujero; gato esfinge.
Mi asignatura pendiente - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez