Se dejó la piel en el intento
Era una artista que desde hacía mucho tiempo no actuaba. Vivía de exclusivas, robados y demás escándalos que la mantenían en las portadas de las revistas. Se resistía a ser olvidada y no quería envejecer. Salía a todas las fiestas, saraos y estrenos; pero poco a poco se sentía cada vez más desplazada por mujeres más jóvenes.
El tiempo no pasaba en balde y sus intentos por seguir pareciendo una vedete de revista picarona y sexy la llevaron a comprar sombreros y tocados para cubrir su cada vez más rala melena.
Hacía tiempo que su corazón ya no estaba ocupado, y lo que era más triste aún, nadie suspiraba por sus huesos. Cada vez estaba más deprimida y decidió irse de vacaciones al Caribe. Allí se dejó engañar entre los arrumacos de un joven ambicioso y sin escrúpulos. Cuando llegó a España y vio las fotos de su romance en las portadas de las revistas, no pudo soportar su patética imagen. Tenía que hacer algo, había puesto tantas esperanzas en esta nueva oportunidad que le daba la vida, y no podía dejarla escapar. No era cuestión de desaparecer para siempre ahora que volvía a hablarse de ella.
Siguió una dieta a base de manzanas y perdió mucho peso. Pero fue peor el remedio que la enfermedad, su aspecto era ahora más decrépito. Entonces decidió hacerse un lifting facial y una operación para eliminar la piel sobrante del estómago. Durante las operaciones y la convalecencia su joven novio estuvo todo el tiempo a su lado, solo se ausentó el día en el que realizó un viaje relámpago a Ubrique.
Precisamente el mismo día que ella salía del hospital hecha un maniquí articulado, él desapareció tras cobrar la exclusiva de las imágenes del hospital. La última vez que lo vieron iba subiendo al avión de regreso con dos bongós bajo el brazo. Estaban hechos con la piel curtida sobrante de las operaciones.
Se dejó la piel en el intento - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez