Su reflejo
Una vez mi madre me vio haciendo carantoñas delante del espejo en la oscuridad. Estaba alumbrado solamente con una vela que coloqué bajo la barbilla y que me daba un aspecto tenebroso. Entonces me dijo:
—No hagas eso.
—¿Por qué?
—Porque dicen que así estás invocando al diablo.
Después de ese día he escuchado varias versiones, más o menos parecidas, de esta leyenda. Pasado unos años y tras la muerte de mi madre, ocurrió un acontecimiento que me hizo recordar aquella historia.
Una madrugada me levanté para ir al baño. Iba en ese estado de seminconsciencia cercano al sonambulismo. Al cruzar por delante del espejo en penumbra, me pareció ver su rostro reflejado en el mío. Sentí un escalofrío y lloré. Aquel “encuentro” me permitió dejarla partir y finalizar el luto. Fruto de esa experiencia nació este “poema” que he reescrito muchas veces:
Mamá, soy yo, tu riqueza.
Te siento en las caricias
y en los abrazos que doy.
Tu recuerdo me perturba
cuando descubro tu rostro
reflejado en el espejo.
Tu esencia sigue en mí.
Tengo tu impronta mapeada en mi piel,
formando parte de tu herencia.
Su reflejo - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez