Una fuga y un desmayo
Ese día me escapé del colegio, sólo fue una chiquillada, en parte por aburrimiento, teníamos una hora libre, y en parte por la novedad; me acompañaron en la fuga Juan Francisco López, Juan Antonio y Carlos.
Todavía recuerdo la cara de mi madre cuando tuvo que ir al colegio porque la llamó mi tutor. Lo único que lamenté fue ver la expresión de derrota en su cara, este fue realmente el peor castigo.
Luego tuve que aguantar el responso de Doña María Bolaños, maestra de todas mis hermanas y mía, y que se había tomado esta travesura como algo personal. Hasta me enviaron a la clase de la Señorita Dolores —profesora de lengua y psicóloga— para que intentase averiguar la causa de mi extraño comportamiento. La Dolores tenía fama de dura. Todavía recuerdo el día que llegó muy seria y nos puso un examen sorpresa. De pronto tuvo una especie de convulsión y se desmayó. Uno de los chicos, no recuerdo si fue Juancri, López o Juan Antonio, empezó a gritar y, saltando por encima de las mesas, fue a pedir auxilio al profesor de la clase contigua. Al día siguiente nos felicitaron por nuestro comportamiento en aquella crisis.
Foto realizada antes de salir de viaje de fin de curso en 1978. Yo no estoy porque no pude ir; pero eso es otra historia.
Una fuga y un desmayo - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez