Una práctica de electrónica inolvidable
Después de las clases de la mañana, me había quedado prácticamente solo en el edificio esperando por las prácticas de la tarde. Buscando una clase libre y abierta donde poder comer con tranquilidad subí en el montacargas. Era de esos que no tienen puerta interior, y que vas viendo la pared a medida que se mueve la cabina. De hecho, esa era la causa por la que tenía el cartel de montacargas, para que los alumnos no lo utilizáramos por el riesgo de atrapamiento que tenía. De pronto se paró entre dos plantas. Después de estar pulsando la alarma más de 5 minutos no aparecía nadie.
Recordé que en uno de los problemas de automatismos se estudiaban los ascensores y montacargas, sus finales de carrera, los electroimanes que liberaban el cierre de la puerta, etc. Localicé el electroimán y el pestillo y lo moví, viendo que se desbloqueaba la puerta. Terminé sentado en el suelo e inclinado hacia adelante accioné el pestillo, con los pies empujé la puerta que se abrió del todo. Me deslicé dejando colgar las piernas fuera del ascensor.
En ese momento, mi mayor preocupación era que el ascensor se pusiera en marcha y me atrapase por los muslos, o lo que es peor, me los seccionase. Si todo funcionara según la teoría, al estar la puerta abierta, el automatismo impediría el movimiento del ascensor. ¿Pero si fallaba? Me agobié pensando en esa posibilidad.
Entonces miré fuera del ascensor y vi que tenía que saltar hacia adelante, si no me precipitaría por el hueco del ascensor. Así que me llené de valor y salté, tratando con todas mis fuerzas apartarme lo más posible del abismo.
Ya en el suelo notaba los latidos del corazón golpeando en mis sienes. Cuando me recuperé, cerré la puerta de la cabina y comprobé que quedaba fechada, evitando que cualquier persona en un despiste, pudiera caer al vacío.
Ese día comprobé que muchos de los conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera se me habían quedado grabados. Entonces creí, en una sobredosis de autoestima, que estaba preparado para enfrentarme a todos los retos que se me presentasen.
Una práctica de electrónica inolvidable - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez