Ya soy tío
Mi hermana mayor se casó cuando yo tenía cuatro años. Unos días antes de cumplir seis nació Miguel, mi primer sobrino.
Mi madre me llevó en la guagua a ver al recién nacido. Aunque en el trayecto de ida iba sentado en su regazo, ya que los niños no pagábamos, siempre que no ocupásemos asiento. A la vuelta me senté en el asiento de al lado con los brazos cruzados, y cuando me fue a coger le dije:
—No, ya yo soy un tío.
Ante su insistencia me reafirmé levantando la voz y diciendo:
—¡Soy tío y ya tengo casi seis años!
Mi madre se puso colorada y tuvo que pellizcar el monedero y pagarme el billete.
Luego me enteré que el límite de edad para no pagar era cuatro años, pero el chófer solía hacer la vista gorda si el engaño no era muy evidente. A partir de ese día se acabó viajar gratis.
Pasado el tiempo coincidimos en la mili, aunque yo me libré. Estuve tentado de ir a su jura de bandera; pero me pareció que presentarme en el cuartel era una burla hacia el resto de compañeros de mi reemplazo.
Foto: Mi sobrino y yo, él es el que está debajo de mi sombrero.